REPUBLICANOS EN EL NORTE, POPULISTAS EN EL SUR
AL SUR DEL R�O BRAVO
En buena parte de Am�rica del Sur las corrientes profundas de la filosof�a pol�tica parecen inclinarse hacia la materializaci�n de proyectos con una clara inclinaci�n hacia un populismo a�n indefinido y confuso, que apela mucho m�s al slogan emocional que a la actitud reflexiva. Al mismo tiempo que el viejo fen�meno del caudillo providencial no solo no ha muerto sino que parece gozar de buena salud, si bien ahora se trata de "lideres carism�ticos" que respetan las formalidades, sino el fondo, de los sistemas constitucionales.
Las ideas del liberalismo pol�tico-econ�mico t�midamente ensayadas en los 90, con dispar implementaci�n y con irregulares resultados parecen hoy destinadas al desv�n de los recuerdos.
Lo mismo sucede con lo que otrora fue una poderosa corriente privatizadora, que en muchos casos mezcl� sus aguas con las tel�ricas de la burocracia y la corrupci�n, produciendo no queridos resultados abortivos que dan hoy base a los cr�ticos para vituperar el proceso ?in-totum? clamando por una reestatizaci�n de la econom�a y la pol�tica, clamor que se complementa con una tumultuosa reaparici�n del estado como protagonista, no s�lo de la vida pol�tica sino tambi�n de las realidades sociales y los planes econ�micos.
Paralelamente movimientos ?sociales? cada vez m�s violentos, se van interconectando entre s� (apoy�ndose en buena medida en las tecnolog�as de la modernidad que parecen desde�ar).
Sus acciones guardan �ntima relaci�n con temas como la desocupaci�n, el descenso del nivel educativo, la corrupci�n extendida y el narcotr�fico como el invisible pero omnipresente ?empleador? de las clases menos favorecidas de la poblaci�n.
Argentina, Brasil, Venezuela, Ecuador o Bolivia son s�lo ejemplos de una tendencia cuya profundidad y solidez a�n es dif�cil de dimensionar; particularmente cuando llegue el momento de evaluar la perspectiva de futuro que estos populismos apenas encubiertos, pueden ofrecer a pueblos que est�n demandando mejoras palpables en sus niveles de vida; cosa que las teor�as distributivas no pueden ofrecer tan pronto como se agotan ?los fuegos de artificio? de los paliativos estatales.
MIENTRAS TANTO...EN EL NORTE
Hist�ricamente nuestros ?progresistas-populistas? (l�ase progre-populista) mantienen una postura declamativa hiper-cr�tica hacia los Estados Unidos que en buena medida coincide con la actitud vergonzante y auto acusatoria de una parte significativa del partido dem�crata.
Es por esto que en sus interpretaciones y an�lisis respecto de la realidad pol�tica de los Estados Unidos nos tienen acostumbrados a sus largu�simas parrafadas anunciando siempre los arrolladores triunfos de la m�s extrema izquierda del partido dem�crata, el derrumbe estrepitoso del partido republicano y m�s a�n de sus ideas, en particular de aquellas que guardan relaci�n con el pensamiento liberal en el sur del hemisferio.
En un paper anterior: ?Estados Unidos: Una administraci�n Neocon.? (que puede leerse en este mismo web log) abordamos con alg�n detalle la g�nesis ideol�gica del movimiento neoconservador en los Estados Unidos.
El interrogante a dilucidar ahora es si este movimiento obedece a un cambio circunstancial en el humor de los votantes, cansados tras ocho a�os de Bill Clinton, o por el contrario refleja una corriente mucho m�s profunda que se conecta, no ya con cuestiones electorales sino con un cambio en la reflexi�n pol�tico filos�fica de las elites dirigente de los Estados Unidos. Dilucidar este tema no es un asunto menor en circunstancias en que Estados Unidos es la indiscutida superpotencia a escala planetaria, que adem�s comparte con nuestros pa�ses la geograf�a del hemisferio occidental.
QUE ES UN ?REALINEAMIENTO?
Para la pol�tica norteamericana un ?realineamiento? (realignment) nada tiene que ver con un triunfo electoral, por masivo que este pudiese ser; se habla de un realineamiento cuando, a lo largo del tiempo, las fuerzas pol�ticas predominantes van coincidiendo en una direcci�n general, en un cuerpo de creencias que tiene poco que ver con la estricta divisi�n partidaria ?si bien tampoco la ignora-- .
Un realineamiento no es ni lineal ni uniforme; no sigue una secuencia matem�tica, experimenta avances y retrocesos, acelera o se hace m�s lento, pero cuando se visualiza con el prisma del tiempo se le advierte en datos tan objetivos como la reiteraci�n de las fr�as cifras electorales, o tan subjetivos como el ?humor de la prensa?, las tendencias entre los estudiantes universitarios o la orientaci�n pol�tica de los artistas y celebridades ?de moda?.
Podr�a decirse que las ra�ces hist�ricas del actual realineamiento se encuentran en 1964 cuando Barry Goldwater comenz� a demoler el f�rreo control Dem�crata sobre los estados sure�os. La mayor�a dem�crata que en 1932 parec�a inquebrantable se ve conmocionada por derrotas en 1968 y 1972 (presidencia de Richar Nixon)
Los a�os de Ronald Regan (1981-1989) si bien est�n signados por una presidencia carism�tica, tambi�n est�n marcados por una congreso con predominio dem�crata.
Ser� reci�n en 1994 con la Casa Blanca en manos dem�cratas que se produce la primera manifestaci�n visible de un posible ?realineamiento?. El partido Republicano pasa a controlar ambas c�maras, barre la mayor�a dem�crata en t�rminos de gobernadores estatales y se convierte en la fuerza mayoritaria en las legislaturas de los mismos.
La tendencia creciente al voto republicano es m�s visible cuando se nota que en 1992 los dem�cratas ten�an el 51% del total de los votos de la c�mara de representantes, contra el 46% de los republicanos, para el 2002 los n�meros se hab�an invertido, el 51% era republicano y el 46% dem�crata, con los republicanos manteniendo su supremac�a a lo largo de cinco elecciones (incluyendo dos triunfos presidenciales).
Lo mismo suceder� en el nivel de los Estados; en 1992 los dem�cratas ten�an el 59% del total de los asientos en las legislaturas estatales, 4,344 contra 3,031 de los republicanos; diez a�os despu�s 3,684 legisladores son republicanos contra 3,626 dem�cratas. As� en 1992, 25 legislaturas eran dem�cratas y s�lo 8 republicanas y el resto estaban divididas. Hoy los republicanos controlan 21 y los dem�cratas 16.
M�s visible resulta la tendencia cuando se observa el cargo de gobernador, en 1992, 18 gobernadores eran republicanos contra 30 dem�cratas, hoy 27 gobernadores son republicanos y 23 son dem�cratas.
�CONSOLIDACI�N REPUBLICANA?
La identificaci�n de los votantes con uno u otro partido es otro dato a tomar en cuenta; en 1982 cuando se realiza la elecci�n a mitad del mandato de Ronald Reagan 40% de los votantes se identifican como Dem�cratas (si bien muchos votar�an a Reagan) contra solo el 26% republicano; en 1992 las cifras son 36% dem�crata contra 30% republicano, pero para las elecciones parlamentarias de Noviembre 2002, solo el 34% se identific� como dem�crata contra un 31% republicano.
Las elecciones de Noviembre 2002 (mitad del t�rmino de la administraci�n Bush) rompieron el patr�n de las elecciones de mediados del mandato, ya que en general castigan al ocupante de la Casa Blanca, en este caso los republicanos ampliaron en 9 asientos su mayor�a en la C�mara de Representantes manteniendo simult�neamente control del Senado y de las gobernaciones de Michigan, Pennsylvania y Florida a la vez que ganaban la c�mara de representantes en Texas.
Otro dato a tomar en cuenta es la influencia de los ataques terroristas de Septiembre de 2001 que provocan un cambio general en la tendencia del voto femenino que pasa a votar republicano en base a la preocupaci�n por la seguridad de sus familias.
Finalmente, el m�s reciente test ocurrido pocas semanas atr�s (octubre 7, 2003) en California, un basti�n dem�crata, parece confirmar todas las se�ales externas de un realineamiento.
Una provisi�n de la constituci�n del estado permite que, contando con el necesario n�mero de voluntades, se acorte el mandato del gobernador estatal (en este caso del dem�crata Gray Davis). Fue una campa�a muy corta, sin elecciones primarias y donde el entusiasmo republicano contrast� con el des�nimo dem�crata. En s�ntesis, California dej� de ser un estado que se descuenta dem�crata, donde los republicanos pasaron a obtener el 62% de los votos y donde m�s del 40% del voto latino pas� a engrosar las filas de Schwarzenegger.
PERSPECTIVAS
�Lo dicho implica que el ?realignment? esta ya concretado y por ende la reelecci�n de G.W. Bush es cosa hecha? Ciertamente no.
Los republicanos deber�n a�n retener la Casa Blanca en noviembre de 2004 pero tambi�n mantener su ventaja en la C�mara de Representantes y el Senado. Si a m�s de esto logran consolidar este control en la elecci�n legislativa de medio termino en noviembre de 2006 se podr� entonces aseverar que un realineamiento de las fuerzas pol�ticas ha tenido lugar y sus efectos van a hacerse sentir en la d�cada venidera.
Si esto es as�, las posibles consecuencias regionales deber�n ser cuidadosamente estudiadas partiendo de la base que implican la consolidaci�n de una cosmovisi�n privativa de los te�ricos del partido republicano nucleados mayoritariamente en el movimiento neoconservador.
Dicho esto sin ninguna connotaci�n valorativa, la visi�n del mundo y de las relaciones de poder que este grupo desarrolle se convierten en ?datos de la realidad? que no podr�n ser ignorados.Hasta que punto estas tendencias van a entrar en colisi�n con los acontecimientos que se sucedan en nuestro hemisferio es muy pronto para decir, lo que s� parece seguro que una mucho mayor dosis de conocimiento mutuo ser� necesaria si es que queremos avanzar en alguna forma de entendimiento. Pero esto ser� motivo de
En buena parte de Am�rica del Sur las corrientes profundas de la filosof�a pol�tica parecen inclinarse hacia la materializaci�n de proyectos con una clara inclinaci�n hacia un populismo a�n indefinido y confuso, que apela mucho m�s al slogan emocional que a la actitud reflexiva. Al mismo tiempo que el viejo fen�meno del caudillo providencial no solo no ha muerto sino que parece gozar de buena salud, si bien ahora se trata de "lideres carism�ticos" que respetan las formalidades, sino el fondo, de los sistemas constitucionales.
Las ideas del liberalismo pol�tico-econ�mico t�midamente ensayadas en los 90, con dispar implementaci�n y con irregulares resultados parecen hoy destinadas al desv�n de los recuerdos.
Lo mismo sucede con lo que otrora fue una poderosa corriente privatizadora, que en muchos casos mezcl� sus aguas con las tel�ricas de la burocracia y la corrupci�n, produciendo no queridos resultados abortivos que dan hoy base a los cr�ticos para vituperar el proceso ?in-totum? clamando por una reestatizaci�n de la econom�a y la pol�tica, clamor que se complementa con una tumultuosa reaparici�n del estado como protagonista, no s�lo de la vida pol�tica sino tambi�n de las realidades sociales y los planes econ�micos.
Paralelamente movimientos ?sociales? cada vez m�s violentos, se van interconectando entre s� (apoy�ndose en buena medida en las tecnolog�as de la modernidad que parecen desde�ar).
Sus acciones guardan �ntima relaci�n con temas como la desocupaci�n, el descenso del nivel educativo, la corrupci�n extendida y el narcotr�fico como el invisible pero omnipresente ?empleador? de las clases menos favorecidas de la poblaci�n.
Argentina, Brasil, Venezuela, Ecuador o Bolivia son s�lo ejemplos de una tendencia cuya profundidad y solidez a�n es dif�cil de dimensionar; particularmente cuando llegue el momento de evaluar la perspectiva de futuro que estos populismos apenas encubiertos, pueden ofrecer a pueblos que est�n demandando mejoras palpables en sus niveles de vida; cosa que las teor�as distributivas no pueden ofrecer tan pronto como se agotan ?los fuegos de artificio? de los paliativos estatales.
MIENTRAS TANTO...EN EL NORTE
Hist�ricamente nuestros ?progresistas-populistas? (l�ase progre-populista) mantienen una postura declamativa hiper-cr�tica hacia los Estados Unidos que en buena medida coincide con la actitud vergonzante y auto acusatoria de una parte significativa del partido dem�crata.
Es por esto que en sus interpretaciones y an�lisis respecto de la realidad pol�tica de los Estados Unidos nos tienen acostumbrados a sus largu�simas parrafadas anunciando siempre los arrolladores triunfos de la m�s extrema izquierda del partido dem�crata, el derrumbe estrepitoso del partido republicano y m�s a�n de sus ideas, en particular de aquellas que guardan relaci�n con el pensamiento liberal en el sur del hemisferio.
En un paper anterior: ?Estados Unidos: Una administraci�n Neocon.? (que puede leerse en este mismo web log) abordamos con alg�n detalle la g�nesis ideol�gica del movimiento neoconservador en los Estados Unidos.
El interrogante a dilucidar ahora es si este movimiento obedece a un cambio circunstancial en el humor de los votantes, cansados tras ocho a�os de Bill Clinton, o por el contrario refleja una corriente mucho m�s profunda que se conecta, no ya con cuestiones electorales sino con un cambio en la reflexi�n pol�tico filos�fica de las elites dirigente de los Estados Unidos. Dilucidar este tema no es un asunto menor en circunstancias en que Estados Unidos es la indiscutida superpotencia a escala planetaria, que adem�s comparte con nuestros pa�ses la geograf�a del hemisferio occidental.
QUE ES UN ?REALINEAMIENTO?
Para la pol�tica norteamericana un ?realineamiento? (realignment) nada tiene que ver con un triunfo electoral, por masivo que este pudiese ser; se habla de un realineamiento cuando, a lo largo del tiempo, las fuerzas pol�ticas predominantes van coincidiendo en una direcci�n general, en un cuerpo de creencias que tiene poco que ver con la estricta divisi�n partidaria ?si bien tampoco la ignora-- .
Un realineamiento no es ni lineal ni uniforme; no sigue una secuencia matem�tica, experimenta avances y retrocesos, acelera o se hace m�s lento, pero cuando se visualiza con el prisma del tiempo se le advierte en datos tan objetivos como la reiteraci�n de las fr�as cifras electorales, o tan subjetivos como el ?humor de la prensa?, las tendencias entre los estudiantes universitarios o la orientaci�n pol�tica de los artistas y celebridades ?de moda?.
Podr�a decirse que las ra�ces hist�ricas del actual realineamiento se encuentran en 1964 cuando Barry Goldwater comenz� a demoler el f�rreo control Dem�crata sobre los estados sure�os. La mayor�a dem�crata que en 1932 parec�a inquebrantable se ve conmocionada por derrotas en 1968 y 1972 (presidencia de Richar Nixon)
Los a�os de Ronald Regan (1981-1989) si bien est�n signados por una presidencia carism�tica, tambi�n est�n marcados por una congreso con predominio dem�crata.
Ser� reci�n en 1994 con la Casa Blanca en manos dem�cratas que se produce la primera manifestaci�n visible de un posible ?realineamiento?. El partido Republicano pasa a controlar ambas c�maras, barre la mayor�a dem�crata en t�rminos de gobernadores estatales y se convierte en la fuerza mayoritaria en las legislaturas de los mismos.
La tendencia creciente al voto republicano es m�s visible cuando se nota que en 1992 los dem�cratas ten�an el 51% del total de los votos de la c�mara de representantes, contra el 46% de los republicanos, para el 2002 los n�meros se hab�an invertido, el 51% era republicano y el 46% dem�crata, con los republicanos manteniendo su supremac�a a lo largo de cinco elecciones (incluyendo dos triunfos presidenciales).
Lo mismo suceder� en el nivel de los Estados; en 1992 los dem�cratas ten�an el 59% del total de los asientos en las legislaturas estatales, 4,344 contra 3,031 de los republicanos; diez a�os despu�s 3,684 legisladores son republicanos contra 3,626 dem�cratas. As� en 1992, 25 legislaturas eran dem�cratas y s�lo 8 republicanas y el resto estaban divididas. Hoy los republicanos controlan 21 y los dem�cratas 16.
M�s visible resulta la tendencia cuando se observa el cargo de gobernador, en 1992, 18 gobernadores eran republicanos contra 30 dem�cratas, hoy 27 gobernadores son republicanos y 23 son dem�cratas.
�CONSOLIDACI�N REPUBLICANA?
La identificaci�n de los votantes con uno u otro partido es otro dato a tomar en cuenta; en 1982 cuando se realiza la elecci�n a mitad del mandato de Ronald Reagan 40% de los votantes se identifican como Dem�cratas (si bien muchos votar�an a Reagan) contra solo el 26% republicano; en 1992 las cifras son 36% dem�crata contra 30% republicano, pero para las elecciones parlamentarias de Noviembre 2002, solo el 34% se identific� como dem�crata contra un 31% republicano.
Las elecciones de Noviembre 2002 (mitad del t�rmino de la administraci�n Bush) rompieron el patr�n de las elecciones de mediados del mandato, ya que en general castigan al ocupante de la Casa Blanca, en este caso los republicanos ampliaron en 9 asientos su mayor�a en la C�mara de Representantes manteniendo simult�neamente control del Senado y de las gobernaciones de Michigan, Pennsylvania y Florida a la vez que ganaban la c�mara de representantes en Texas.
Otro dato a tomar en cuenta es la influencia de los ataques terroristas de Septiembre de 2001 que provocan un cambio general en la tendencia del voto femenino que pasa a votar republicano en base a la preocupaci�n por la seguridad de sus familias.
Finalmente, el m�s reciente test ocurrido pocas semanas atr�s (octubre 7, 2003) en California, un basti�n dem�crata, parece confirmar todas las se�ales externas de un realineamiento.
Una provisi�n de la constituci�n del estado permite que, contando con el necesario n�mero de voluntades, se acorte el mandato del gobernador estatal (en este caso del dem�crata Gray Davis). Fue una campa�a muy corta, sin elecciones primarias y donde el entusiasmo republicano contrast� con el des�nimo dem�crata. En s�ntesis, California dej� de ser un estado que se descuenta dem�crata, donde los republicanos pasaron a obtener el 62% de los votos y donde m�s del 40% del voto latino pas� a engrosar las filas de Schwarzenegger.
PERSPECTIVAS
�Lo dicho implica que el ?realignment? esta ya concretado y por ende la reelecci�n de G.W. Bush es cosa hecha? Ciertamente no.
Los republicanos deber�n a�n retener la Casa Blanca en noviembre de 2004 pero tambi�n mantener su ventaja en la C�mara de Representantes y el Senado. Si a m�s de esto logran consolidar este control en la elecci�n legislativa de medio termino en noviembre de 2006 se podr� entonces aseverar que un realineamiento de las fuerzas pol�ticas ha tenido lugar y sus efectos van a hacerse sentir en la d�cada venidera.
Si esto es as�, las posibles consecuencias regionales deber�n ser cuidadosamente estudiadas partiendo de la base que implican la consolidaci�n de una cosmovisi�n privativa de los te�ricos del partido republicano nucleados mayoritariamente en el movimiento neoconservador.
Dicho esto sin ninguna connotaci�n valorativa, la visi�n del mundo y de las relaciones de poder que este grupo desarrolle se convierten en ?datos de la realidad? que no podr�n ser ignorados.Hasta que punto estas tendencias van a entrar en colisi�n con los acontecimientos que se sucedan en nuestro hemisferio es muy pronto para decir, lo que s� parece seguro que una mucho mayor dosis de conocimiento mutuo ser� necesaria si es que queremos avanzar en alguna forma de entendimiento. Pero esto ser� motivo de
Julio A. Cirino