LA LIBERTAD Y LA PESADILLA DEL CAUDILLO
Julio A. Cirino
Es muy posible, casi seguro diría yo, que un porcentual de la población políticamente activa de Argentina no esté conforme con la gestión ni de Nestor Kirchner, ni con lo que representa buena parte del denominado peronismo de la provincia de Buenos Aires. Son, una mayoría – o minoría – silenciosos, no salen a la calle, no queman comercios, no se “movilizan” en interminables manifestaciones que van de un lado al otro; no importa su proveniencia política, muchos son independientes, otros peronistas, radicales los unos, Ucedeistas los otros, pero todos ellos se preguntan, se mirán, buscan una alternativa, le temen al futuro ... pero no tenemos un líder se dicen unos a otros...
Intuitivamente huelen en el aire que las cosas no son como se las presentan, que no se puede implantar la felicidad por decreto de necesidad y urgencia, que la violencia, la corrupción, la ineficacia y el desinterés de los líderes políticos son el pán amargo de cada día.
Sin embargo la resignación parece ser el común denominador. Qué se le va a hacer? No hay alternativas. ¿ A quién vamos a apoyar?
Y acá comienza el drama. Cada cual puede, con bastante facilidad, definir a quién no apoyaría, pero no sucede lo mismo cuando se trata de decir a quién sí apoyaría y por qué. Con lo cual se vuelve al punto de partida:... y mejor malo conocido...mi familia siempre votó a ...tal partido. Yo no me meto en política...
Estas y muchas otras respuestas nos suenan familiares a todos, son parte de la realidad devaluada de la política nacional.
Y seguimos pensando que el país necesita un rumbo, pero llegados a este punto, creo es donde nos equivocamos porque volvemos a la pregunta errónea: ¿QUIEN?
Reaparece entonces la enumeración de “generales sin ejercito” o de otros que representan lo mismo de siempre, o de las “bandas” que hacen política y el círculo se hace vicioso.
Los mas jóvenes ven este desolador panorama con reacciones diversas; los unos se apartan por completo de la política, los otros confunden la política con la agencia de empleos o peor aún..........
Cuanto mas lo pienso mas creo que el futuro no está en descubrir quién, sino en entender QUÉ. Qué queremos y cómo lo queremos.
Definir quién nos lleva una y otra vez a las luchas huecas del personalismo.
Hablemos de valores, hablemos de ética.
¿Es posible construir un país sin orden; sin respeto por la ley, sin valores que distingan claramente lo bueno de lo malo, lo que esta bien de lo que está mal, sin condenar al culpable y proteger al inocente. Es posible construir un país en base a la dádiva, a la burocracia ineficiente, a la corrupción aplaudida y envidiada?
¿Es posible construir un país donde los peores son quienes lideran?
Por qué no rescatar unas pocas ideas claras: República, constitución, ley, orden, merito, trabajo, estudio, honestidad, caridad, premios y castigos. Con estos ladrillos construir conocimiento, solidez, calidad ciudadana, discutir ideas y no personas.
Sumar una y otra vez, siempre en torno a los mismos conceptos, debatirlos, hacerlos nuestros, buscar lo que nos une, no lo que nos separa.
Con cuatro pilares fuertes y claros se construye una casa mucho mas sólida que con diversos montones de tierra y arena: REPUBLICA, CONSTITUCIÓN, LEY Y ORDEN, esto para comenzar.
Es imposible ????? Tenemos necesariamente que volver a la pesadilla del caudillo?????
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